La persona humana es
“imagen de Dios”.
«La naturaleza
humana es creada “a imagen y semejanza” de la naturaleza divina. Pues –como
la naturaleza divina– también la naturaleza humana existe, con inteligencia,
voluntad, libertad, etc.
Y la comunidad
humana es creada “a imagen y semejanza” de la Comunión consustancial de
las Personas Divinas. Por eso podemos decir que:
“La
imagen divina está presente en todo hombre. Resplandece en la comunión de las
personas a semejanza de la unidad de las Personas Divinas entre Sí” (CCE
1702).» [1]
En resumen: nuestra fe en un Dios que es Uno
y Trino, tiene como consecuencia para el hombre que ser “imagen de Dios” tiene
dos vertientes: la de cada persona tomada en particular, y la de las personas
tomadas como comunidad humana.
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Principio
de la DSI
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Fundamento
bíblico
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Fundamento
teológico
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Consecuencia
ética
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La persona,
imagen de Dios
(CDSI III).
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“Dios dijo: Hagamos
al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza...”
(Gn 1, 26-27).
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Dios Amor: ABBÁ;
el Hijo,
“Primogénito entre muchos hermanos” (Rm 8, 29);
el Espíritu de
Amor y Comunión (Rm 5, 5; 2 Cor 13, 13).
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Dignidad de la
persona humana. Igualdad de las personas. Vocación a la fraternidad.
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Bien común.[2]
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“Ama a tu
prójimo como a tí mismo” (Mt 22, 39).
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Todos creados
a imagen de Dios.
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Todos hijos de
un mismo Padre: fraternidad.
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Destino
universal de los bienes.
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“Ama a tu
prójimo como a tí mismo” (Mt 22, 39).
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Dios Creador y
Justo; y Padre de todos.
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“No había
ningún necesitado entre ellos” (Hch 4,
34).
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Subsidiaridad.
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“...porque
tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber...”
(Mt 25, 34-36).
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El amor
paternal de Dios: da libertad si
podemos solos,
pero ayuda si lo necesitamos.
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Cuidado
preferencial de las personas más necesitadas.
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Participación.
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“Tienen un
sólo Padre, Dios... y todos ustedes son hermanos” (Mt 23, 9.8.).
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El amor
paternal de Dios, que ama a todos sus hijos por igual.
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Comunión y
participación.
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Solidaridad.
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“Ama a tu
prójimo como a tí mismo” (Mt 22, 39).
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El amor
paternal de Dios; el ejemplo de Jesús; el don del Espíritu.
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“No había
ningún necesitado entre ellos” (Hch 4,
34).
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Verdad, Libertad,
Justicia, Caridad.
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– “Dios es
Luz... Dios es Amor.” (1ª Jn 1, 5; 4, 8).
– “...donde
está el Espíritu del Señor, allí está la libertad.” (2ª Cor 3, 17).
– “...el
hombre nuevo, creado a imagen de Dios en la justicia y en la verdadera
santidad” (Ef 4, 24).
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La misma
Trinidad Divina.[3]
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Amistad
social; civilización del amor;
la vida social
como “casi una fiesta” (CDSI 386).
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[1] Del libro Meditaciones
sobre la Trinidad,
Claretiana, Buenos Aires, 2005, pp. 77-78
[2] Este principio y los siguientes se encuentran en CDSI IV.
[3] «Pues la
Trinidad es la realización simultánea, perfecta e infinita de
todo bien y de todo valor. La
Trinidad es la
Sabiduría, la
Bondad, la
Omnipotencia, la Belleza... todo al mismo tiempo y en una sola
realidad. Pues, como dice San Bernardo: “entre
todas las cosas que se dicen uno, la unidad de la divina Trinidad tiene la
cúspide” (San bernardo)». Del
mismo libro Meditaciones..., pp. 83-84.
